lunes, 29 de febrero de 2016

La butaca: "Ave César"

Y bien, la he dejado para el final no porque no me gustara sino porque los hermanos Coen merecen una reflexión un poco más sosegada. Muchos tenemos claro que estos dos son unos auténticos genios y que nos han regalado películas auténticamente maravillosas. Para mí son un poco como Woody Allen, genial casi siempre y el resto, bueno.

Pues bien, creo que "Ave Cesar" es de las buenas pero no de las geniales. En esta ocasión, Joel y Ethan Coen han recreado el Hollywood de los años 50, con sus megaestrellas excéntricas y sus directores encumbrados. La trama se centra en el personaje de Josh Brolin que interpreta a Eddie Mannix, jefe de producción de Capitol Studios y niñera, policía, investigador privado... o lo que se tercie, para procurar que ninguna de las muchas producciones en marcha en el estudio tenga el más mínimo problema.

Con un elenco de auténticas estrellas, pero de las de ahora, los Coen han creado una hilarante comedia ambientada en los momentos de la caza de brujas liderada por el senador McCarthy. Como eje de la trama, el secuestro del actor principal de la producción más importante de ese año a manos de un grupo de guionistas comunistas y despechados por Hollywood. Este hecho da entrada al personaje de Brolin que, como el auténtico redentor, se desvive empeñando su vida entera porque todo lo que acontece no afecte lo más mínimo al trabajo al que ha entregado su existencia, el cine.

Así, del confesionario al trabajo y del trabajo al confesionario, este jefe de producción se encarga de organizar no solo las producciones sino las vidas de los actores y directores contratados por Capitol Studios. Desde intentar organizar la boda de una actriz soltera embarazada hasta, cuando este plan fracasa, organizar una autoadopción; recuperar al actor mujeriego y juerguista desaparecido que, en este caso, ha sido secuestrado; cubrir la huida a la URSS por parte de uno de los actores del estudio, cerebro del secuestro, etc. La vida de Mannix es un auténtico "vía crucis" que él realiza con la naturalidad y seguridad del auténtico creyente, sin atisbo de duda, incluso cuando está siendo tentado para abandonar ese mundo y entregarse a una vida mucho más fácil.

Estos vaivenes son dirigidos por los Coen con el buen hacer que los caracteriza, cuidando los detalles al máximo, desde la banda sonora, a cargo de Carter Burwell, hasta la fotografía, de Roger Deakins, y como siempre haciéndolo a su manera, como "les enfants terribles" que siempre han sido y seguirán siendo Joel y Ethan.

Hasta la próxima.

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