¡Oh! ¡El jardín, el jardín! Cuánto trabajo nos da, pero cuánto
lo disfrutamos, sobre todo cuando empieza el buen tiempo, porque en invierno no
queremos ni asomar la naricilla por la ventana.
La verdad es que cuando atacamos cambios estructurales en nuestro
jardín el trabajo es ingente y cuando realizamos los trabajos de mantenimiento,
también, ¿para qué engañarnos? Pero quienes tenemos jardín y no contamos con
quien nos lo cuide, ya sabemos lo que hay y, si no, haber pedido otra cosa ¿no
es así?
Con la llegada del buen tiempo, el jardín nos pide y nos da
flores, así que hoy vamos a hablar de flores. De todos los tipos y de todos los
colores, de las que quieren sol y de las que prefieren un poquito de sombra.
Podemos encontrar flores en muchas plantas, arbustos y
árboles y, seguramente, la primavera y el verano son las épocas en las que más
se prodigan, aunque también podemos encontrarlas en otoño e invierno.
Como siempre, debemos tener en cuenta el lugar en el que
vivimos, claro. No es lo mismo estar a una latitud de 5º que a una de 40º
(Norte) como es mi caso, ya que en una latitud de 5º la estacionalidad no nos
la dan las temperaturas sino las lluvias. En las latitudes templadas, como es
el caso de la Península Ibérica, temperaturas y lluvias propician una
estacionalidad muy marcada, agravada además si vivimos en zonas de interior,
alejadas de la costa donde el efecto del mar suaviza la temperatura.
Dicho esto, y sabiendo que nos ubicamos, por lo menos en mi
caso, en la cara sur de las sierras de Somosierra y Ayllón, pues sabemos que la
crudeza del invierno no nos permite disfrutar de aquellas plantas que son
sensibles a las heladas como las preciosas buganvillas, por ejemplo, las
espectaculares fucsias o, como no, las preciosas lantanas. Ya que aunque las
plantemos en la primavera, con la llegada del invierno lo normal es que se nos
mueran.
Ahora bien, tenemos otras plantas de flor que sí resisten
heladas suaves, siempre que no sean persistentes, y que tengamos nuestros arbustos
plantados en una zona un poco abrigada. Un ejemplo, el bello “callistemon
citrinus” o limpiatubos.
Este bonito árbol o arbusto, según sea nuestro gusto, además
de resistir los rigores del invierno de nuestra zona, es perenne con lo que
mantiene su color verde-grisáceo durante todo el invierno, regalándonos sus
originales flores durante la primavera y el otoño, incluso más.
En cuanto a las exigencias de terreno y riego, bueno, no son
excesivas. Se adapta a casi cualquier tipo de suelo, aunque prefiere los
ácidos. Sus necesidades de riego, las normales, agua en verano con cierta
generosidad y en invierno, lo que da el clima. Si la sequía es muy acusada, un
poco de riego no le viene mal.
Es sensible a algunas plagas como el pulgón, la cochinilla y
la araña roja, que deberemos controlar usando productos específicos para este
tipo de plagas y poco más. Como vemos, una bonita opción para nuestro jardín.
Podemos, también, optar por las plantas anuales o de temporada.
En el otoño y el invierno, una opción muy bella son los ciclámenes, aunque es
cierto que si hay muchas heladas no florecerán mucho, por lo que es mejor
ponerlos al abrigo. Las prímulas también son una maravillosa opción que
iluminarán nuestro jardín durante las épocas frías y, cómo no, los pensamientos.
En verano, en cambio, las petunias suelen ser las reinas, inundando nuestro
jardín de color y, seguramente, de pulgones ¡qué le vamos a hacer! Geranios, margaritas,
verbenas… Bueno, lo cierto es que hay muchísimas opciones, pero este post se
está alargando demasiado con lo que…
Nos vemos pronto.