Bueno, bueno, parece que la lluvia nos da una tregua y llega
la soleada primavera que tanto añorábamos. Claro que con este tiempo se impone
trabajar, y mucho, en el jardín para dejarlo todo a punto de cara al verano. Y ¿por
qué? Primero, porque durante el verano es cuando más disfrutamos de nuestro
jardín, sobre todo los que vivimos cerca de la sierra, ya que es cuando las
temperaturas acompañan más, sobre todo por las noches y, segundo, porque
precisamente durante el día hace mucho calor y trabajar en el jardín se hace
casi imposible.
Así que, después de lo ya dicho, os imaginaréis qué es lo
que he estado haciendo durante este fin de semana ¿verdad? Pues sí, no os
equivocáis, he estado poniendo a punto el jardín, avanzando en las
modificaciones estructurales y, también, limpiando de malas hierbas cada uno de
los rincones de mi pequeño paraíso. Y, os aseguro que estaba lleno de ellas,
las lluvias de las últimas semanas han sido una bendición, sí, pero también una
pesadilla.
Como sabéis las malas hierbas son esa maldición con la que los
propietarios de jardines debemos lidiar de forma permanente. Generalmente, en
invierno nos dejan descansar ya que casi todas las plantas entran en reposo con
el frío y digo casi todas… Pero en cuanto la temperatura se eleva un poco y si
encima hay humedad la tregua acaba. Acabar con las malas hierbas es imposible,
siempre aparecen nuevamente, tal vez con menos fuerza, pero ahí están, o, tal
vez, acabemos con una variedad pero siempre aparece una nueva… Y lo peor es que
a veces toman esa apariencia tan encantadora, con sus florecillas de colores y
nos engañan…
Pues lo dicho, contra estas pequeñuelas, y no tan pequeñas,
lo único que nos queda es quitarlas una por una, intentando para ello
eliminarlas de raíz como ya sabéis, haciéndolo si es posible antes de que
empiecen a repartir sus semillas a diestro y siniestro, porque si no ya sabemos
lo que nos espera… También, a veces, se recurre a los herbicidas, pero lo malo
de esto es que son químicos, matan todo lo que pillan y, como imagináis, no son
nada ecológicos y muchas veces provocan más mal que bien.
Otras medidas a tomar contra las malas hierbas es recurrir a
las mallas antihierbas y a los acolchamientos con corteza de pino, gravas,
cantos, etc. Las mallas antihierbas son bastante eficaces aunque, como siempre,
hay hierbas que pueden con ellas, como la grama. Esta mala hierba es tan
vigorosa que perfora la malla y sobresale por encima de ella, siendo además muy
invasiva. Lo ideal es acabar con ella antes de poner la malla y, después,
añadir un acolchamiento, el que más nos guste o se ajuste al diseño de jardín
que hayamos escogido.
Así que, como veréis, soluciones definitivas ninguna,
algunas más eficaces que otras pero nunca debemos dejar de vigilar ya que,
donde menos lo esperemos, ahí atacarán. Con lo que, ya sabéis, cuando antes
comencéis la batalla, más probabilidades tendréis de tener una jardín limpio de
malas hierbas o casi… Mucho ánimo.
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