sábado, 13 de febrero de 2016

Mi pequeño paraíso: "Abelia"

Hay veces que nos empeñamos en plantar especies en nuestro jardín que para nada se dan en función del suelo y las condiciones climáticas, nos gustan y lo intentamos una y otra vez hasta que, después de muchos disgustos, entendemos que simplemente no puede ser.

Pues bien, esto es algo que creo nunca pasa con la abelia. La “abelia x grandiflora” de la familia de las Caprifoliaceae, es uno de esos arbustos agradecidos que lo aguanta casi todo y que, además, nos aporta belleza y alegría al jardín. Es un arbusto de pequeñas hojas, de ramas arqueadas y un porte mediano, en todas sus variedades. Sus hojas son semicaducas con lo que nunca se queda completamente limpio de follaje.

Según sus variedades varían sus hojas y sus flores. En mi caso, tengo plantadas en el jardín 3 variedades. 

La variedad “sherwood” que tiene unas preciosas flores rosáceas con forma de campanilla y que, además, es muy florífero, no suele superar el 1.20 de altura y sus ramas caen en cascada con lo que es muy decorativo.
 
La variedad “confetti” con sus hojas variegadas y sus flores blancas, muy tupido en su follaje y de porte un poco más pequeño que el anterior. Ubicado entre otras plantas más verdes, da un toque de color con el blanco de sus hojas y sus flores y queda francamente bien, la verdad.

Por último, la abelia “edward goucher”, la más común de las abelias, con sus pequeñas flores blancas y sus hojas que se ponen rojizas en el invierno, también semiperenne con lo que cuando llega el frío deja ver un poco más sus ramas. Su porte también supera el metro, pero nunca es demasiado grande y, como pasa con esta especie, admite bien la poda con lo que podemos adaptar su forma a las necesidades de nuestro jardín.

En cuanto a cuidados, la abelia es bastante poco exigente. Le gusta el agua, sobre todo en verano, pero tampoco es de las plantas que acusen más su falta; es bueno abonarlas en primavera y otoño con abono orgánico; en cuanto a las necesidades de luz, la verdad es que cualquier ubicación es buena, cuando tiene más sol florece más, pero en ubicaciones de semisombra también florecerá, con lo que podéis ponerla casi en cualquier sitio.

Además, la floración de la abelia dura bastantes meses, suele empezar en la primavera y florecer hasta bastante avanzado el otoño. Las podas debéis realizarlas después de la floración, así conseguiréis que florezca abundantemente en la próxima temporada.

Como podéis ver, la abelia es una de esas plantas que siempre debe tener un hueco en nuestro jardín, lo resiste casi todo, se adapta bien al frío y nos acompaña durante todo el año. Es, además, bastante resistente a las plagas y enfermedades. Y, por último, también puede cultivarse en maceta sin ningún problema.

¿A qué estáis esperando para poner una abelia en vuestra vida?

Nos vemos pronto.

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