miércoles, 10 de febrero de 2016

Mi pequeño paraíso: "Encinas centenarias o casi..."

Aquí de nuevo, para hablar sobre jardinería. La de hoy es una bonita entrada porque os voy a hablar de una especie de árbol muy mediterránea, muy nuestra, que crece de forma silvestre en muchos bosques de la península, en zonas donde el clima es mediterráneo porque en las zonas de clima atlántico u oceánico se dan otras especies como el roble. Me estoy refiriendo a la encina, "Quercus Ilex" que pertenece a la familia de las fagáceas, típica del bosque mediterráneo. Es un árbol de hoja perenne, gran porte y muy longeva siempre que nada acabe con ella, claro. Como de casi todos los bosques, su mayor enemigo es el ser humano, desde las talas para otros usos de la tierra, véase agricultura, ganadería, construcción, hasta los incendios provocados y no provocados...

Las encinas, esos majestuosos árboles, tardan cientos de años en crecer, su crecimiento es muy lento, por eso su madera es tan dura y resistente. Cuando un bosque de encinas se quema se pierde un tesoro prácticamente irrecuperable. Cuantas zonas de este país han sido repobladas con pino, de crecimiento mucho más rápido y, dicho sea de paso, más fácil de explotar. Y no digamos ya de otras especies como el eucalipto, por ejemplo.



Como la naturaleza es sabia y el fruto de la encina es la bellota ¿os imagináis que animal ronda por los encinares? Así es, el jabalí. Así que rondando mi pequeño paraíso suele haber unos cuantos de estos animalillos en los alrededores. Cuando caen las bellotas a finales del otoño y principios del invierno, ahí están ellos hociqueando en su busca.

La encina suele ir acompañada de monte bajo mediterráneo, cantuesos, retamas y las jaras que crecen a su sombra, floreciendo en primavera y dando la impresión de que las praderas están nevadas. Es un espectáculo digno de verse, de verdad.

Bueno, dicho esto, en mi jardín crecen cinco encinas, dos de ellas de un tamaño y frondosidad considerables. Las encinas no requieren ningún cuidado, son una especie silvestre que toma el agua de la tierra, que en mi zona es arcillosa, y como son muy altas, atrapan toda la luz del sol. Lo complicado es plantar otras especies en su base, no crece prácticamente nada bajo sus copas.



Evidentemente, las encinas de mi jardín no son cultivadas sino que se conservaron cuando se construyó la casa y por eso he empezado por ellas, estaban ahí antes de que nosotros llegáramos y ahí siguen dando sombra, alegría y trabajo, porque aunque no necesitan cuidados sí hay que recoger las hojas cuando caen, las bellotas para dárselas a los marranitos...

Nos vemos.

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